
En occidente, durante casi todo el siglo veinte quedo reducido a la simple perforación de los lóbulos de las orejas para colocar pendientes. Pero en la última década se ha difundido enormemente, sobretodo entre los jóvenes, hasta el punto de ser tan común encontrar a una persona con un pendiente en la oreja como otra que lleve uno o varios piercings en el ombligo, labio o la lengua. Resulta imposible establecer en que momento exacto apareció el anillado corporal o piercing en la historia de la humanidad aunque lo cierto es que su origen es tan antiguo como la misma piel. Por una gran variedad de motivos es un arte antiguo y venerable que en las últimas décadas parece haber emergido de nuevo.
El ombligo anillado era un signo de la antigua realeza egipcia y prohibido a todos aquellos que no fuesen nobles. Es de todos bien sabido que en la India muchas mujeres han sido anilladas en la nariz desde muy pequeñas. Esta tradición la suelen llevar a cabo las abuelas, que deberán anillar a sus nietas antes de que se casen. Se piensa que originalmente se hacia como signo de sumisión y devoción de la mujer hacia su marido y también permiten a los distintos grupos tribales diferenciarse entre ellos, conocer el estatus social del que lo lleva, etc.